Pues sí, ya se nos acaba la temporada de Vía Láctea, y sí, yo tampoco me he enterado….este año se está pasando volando y muy raramente la verdad.
Aprovechando que hacía muy bueno y la noche estaba despejada, nos fuimos a la caza. En esta ocasión mis compañeros de fatigas fueron Quique y Geli.
Una noche con una temperatura poca burgalesa y con un cielo espectacularmente bonito.
El árbol seco
Esta localización la tenía ya fichada y este finde era perfecto, cerca de casa y con un acceso bastante bueno.
Lo primero la planificación, ya que cuando fui a este lugar era primavera y las cosas habían cambiado.

El árbol es fotogénico ¿verdad?
Después de acercarnos al lugar de día para ver como estaba el tema, nos comimos el bocata, cargamos con todo y volvimos.
El terreno estaba bien, con un poco de desnivel, que a la hora de iluminar si que me costó unas cuantas pruebas.
Al lío
En la primera toma quise hacerla sólo con la silueta y la Vía Láctea.
La contaminación del pueblo de atrás marcaba perfectamente las ramas secas y me gustó un montón así.

Para la segunda toma me acerqué más y ya, linterna en mano, estuve un ratito probando con la mini maglite, ya que el desnivel que os comentaba antes me dio problemillas para la iluminación del suelo.

Este fue el resultado de pruebas y pruebas. Al final me gustó el volumen conseguido.
Y para terminar en esta parte de la localización opté por un plano en horizontal y aprovechando que la Vía Láctea caía encima del árbol del fondo.
Iluminada con la luz cálida de la mini maglite este fue el resultado.

Una gran noche de reencuentro y con unas buenas risas para finalizar esta temporada de Vía Láctea.
Esta localización nos dio para algo más pero te lo cuento otro día 😉
Buenas fotos para todos y cuidaros mucho.
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